-Doctor, el paciente ha fallecido.

-No, no ha fallecido, lo han asesinado.

Ni en sus peores pesadillas se podría haber imaginado Don Tomás que, cuando dio un paso al lado en el año 2011, diciendo que “ha llegado el momento de dejar paso a mis compañeros, que con mayor empuje juvenil y la experiencia que tienen seguirán adelante con ese proyecto ilusionante que sacamos en 1979, la AHI", tan solo 12 años después, el partido que encumbró como un referente del nacionalismo canario, se había transformado en un mal chiste, un cadáver andante que parece que aún no se ha dado cuenta de que ha exhalado su último aliento.

Lo más triste de todo es que no ha sido por muerte natural, ni por el buen hacer de los otros partidos de nuestra isla, sino que hemos muerto asesinados con alevosía en medio de una lucha de egos, a manos de aquellos en los que habíamos puesto nuestras esperanzas en que fueran los lideres que guiaran a la siguiente generación de nacionalistas herreños. ¡Ay don Tomás, quien nos hubiera dicho que le estábamos dando las riendas de nuestra casa a una manada de potros desbocados que, empujándose los unos a los otros, se salieron del camino despeñándose por un barranco!

¿Qué ha sucedido en la AHI para llegar a esta situación? Léanme bien: Belén, David, Narvay y Javier, cada una de sus luchas de poder y falta de liderazgo, donde han antepuesto sus egos personales al bien común, a los intereses del partido y a la sociedad herreña, han sido pequeñas cuchilladas que han ido desangrando, deslegitimando y descuartizando poco a poco al insularismo herreño hasta su muerte.

Pero paradójicamente, Javier ha pensado que el desmembramiento del partido no era algo negativo, sino una oportunidad irrepetible en la que, como si fuera el doctor Frankenstein, podía remplazar las partes insurrectas, y en su opinión inertes, por otras nuevas más de su agrado, así que, cogiendo distintos miembros de aquí y de allá, cuan científico loco, podría recomponer el cadáver, que había ayudado a asesinar, a su imagen y semejanza.

Un pie por aquí de UF, una oreja por allá de NC, un brazo de CC… todo pedazo tiene su acomodo, y así, entre una amalgama de siglas y muchas puntadas de hilo (AHI-UF-NC-BC-CC), Javier ha dado “vida” a un nuevo “cuerpo político”, un ser monstruoso sin identidad propia, una criatura desalmada destinada a fracasar y a ahuyentar al pueblo, pues ha cometido un error imperdonable común en muchos políticos, pensar que el alma del partido son sus dirigentes, pero NO muy señor mío, el alma de un partido son sus afiliados y simpatizantes y ésta, una vez que abandona el cuerpo, nunca vuelve.


Fdo: Votante desilusionado.

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