Por Johan González Rodríguez*

La Maratón del Meridiano 2023 ha salido bien, sin euforias. No hay que sacar pecho por la participación, la gestión, y la repercusión económica cuando hay 400 personas menos y la gestión ha tenido muchos peros. Eso sí, el calor herreño es impresionante, el disfrute de todas las personas participantes, el voluntariado presente y todos los dispositivos que hacen posible la prueba, la han salvado.

El supuesto balance “muy positivo” se contrasta con los datos reales: 400 personas menos participando y descenso en el ritmo de inscripciones; menor apoyo de las empresas patrocinadoras tradicionales, teniendo que solicitar a otra ejercer de salvavidas; participantes de élite que están porque participan en la otra prueba del director deportivo; olvido del talento canario, echamos en falta a muchas personas de la élite de nuestras islas; la bolsa del corredor debe mejorar en comparación con el precio de las inscripciones junto a la ausencia de la tradicional tienda; las medallas y trofeos son un insulto a la inteligencia de las personas, por mucho que quiera disfrazarse de sostenibilidad; la escasa presencia en el área fotográfica; la comunicación en redes sociales y la atención a las personas participantes fue indecente en algunos casos, hay contestas públicas desde las redes oficiales que merecen una explicación; la secretaría técnica los meses previos fue menos “calor herreño” que nunca, imperó la frialdad de las contestas tardías; los montajes de lonas a media mañana del sábado, cuando debía estar todo listo antes del inicio oficial de la carrera no es algo que deba pasarse por alto. ¿Con todo esto de qué se pude alardear?

Pues bien, se puede alardear de otras muchas cosas: había un plan de seguridad profesional, con un personal a su cargo de una categoría superlativa, teniendo bajo ese paraguas unos dispositivos sanitarios, de rescate y de seguridad excelentes; un voluntariado muy valioso que ejerce de sustento de la prueba; el acogimiento y apoyo constante de la sociedad herreña a la Maratón del Meridiano; el sacrificio de las personas que se desplazan a nuestra isla para disfrutar de un recorrido natural envidiable. Eso es la Maratón del Meridiano.

La edición 2023 ha tenido un año extra de preparación, después de que quisieran suspenderla sólo dos semanas antes de su celebración en 2022, con material comprado desde ese año y con todo mecanizado y avanzado para gestionar con más antelación que nunca. Pese a ello, se han dormido en los laureles de la gestión, y no se puede pretender tapar el sol con un dedo camuflando las carencias obvias de organización.
Para 2024 hay que corregir todo lo expuesto en el segundo párrafo, y además, hay que añadir referencias en los puntos kilométricos para orientar a las personas que no lleven seguimiento GPS u otro desde el inicio o por pérdida de batería en carrera de su posición, mejorar y ampliar el avituallamiento de meta, establecer una retransmisión de la carrera, sustituir la cena de la pasta por bonos en bares y restaurantes, recuperar el espacio para los menores de las familias corredoras el día de la carrera. Para la próxima edición también hay que recuperar el equipo de trabajo que estaba gestionando la Maratón del Meridiano 2022 después de la huida del galáctico de la gestión deportiva y antes de la ruptura del gobierno, esa dirección deportiva, la secretaría técnica, el equipo audiovisual y la gestión fotográfica. Un equipo humano que, con amor al deporte, vela por el cuidado de las personas participantes, y no por las ganancias de esta.
La Maratón del Meridiano volverá a posicionarse como la punta de lanza de las mejores carreras de Canarias y del territorio español, pero hay que trabajar mucho, muy duro, y con un proyecto potente para lograrlo.

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